martes, 27 de abril de 2010

Pan y circo 2.0

En la calle florecen niños por la mañana. A poco que el sol hilvana de luz el aire infantes de todas las edades sacan punta a la esperanza camino de la escuela. El murmullo entremezcla edades y voluntades. Carreras, pasos ralentizados por el sueño aún caliente, saltos… toda una variedad de actitudes ante la realidad de una mañana que se estrena. Viéndolos pasar no puedo evitar sentir cierta solidaridad, un extraño sentimiento que me ayuda a encarar mi jornada con otra paz, y por un breve instante pienso, y creo sinceramente, que no todo está perdido.

Mochilas%20Port%20Design%20inDesde hace algunos meses, ese río variopinto que inunda las calles camino del colegio presenta cierta uniformidad, un toque en su indumentaria que da concierto a tanta pluralidad vital. Y no es difícil percatarse de las mochilas idénticas que portan los estudiantes, como tampoco es complicado, por la profusión en la propaganda, llegar a  la conclusión de que en ellas se guarda el ordenador portátil con que la Junta de Andalucía ha garantizado que ningún escolar se quede desdigitalizado.

 

Y yo, que suelo tener cierta inclinación por el mal pensar, me da por recordar los cientos de niños de educación infantil que cada año se quedan sin escolarizar en mi pueblo por falta de plazas o aquel episodio bochornoso en el que las señoras de la limpieza de un colegio se tenían que llevar los productos de higiene de casa porque no tenían con qué limpiar, por no mencionar aquel otro número del papel higiénico que no se podía adquirir porque no había presupuesto en el Centro Educativo. Y, como no podía ser de otra manera, veo con cierta inquina las bolsas verdes con sus portátiles a bordo. Dicen que la Junta va a dedicar ciertas partidas a estos menesteres y algún otro del que es responsable directo el ayuntamiento y que bien podrían pasar por obvios. Tendremos que esperar para ver si ese agua prometida llega a su desembocadura.

Julio César, ese genio que puso fin a la república romana, supo perpetuar aquella costumbre de ocultar las negligencias políticas de su gestión con la concesión de graciosos parabienes. Meses de fiestas y espectáculos en el circo romano que junto al pan que repartía entre las clases menos adineradas maquillaban la situación real del Imperio y hacían olvidar al pueblo la desesperada situación en la que se encontraba. Los siglos y el perfeccionamiento de la canallesca política han sabido naturalizar la práctica, y hoy no hay gobierno, por pequeño que sea, que no ofrezca prebendas para ocultar sus miserias.

Este pan y circo informático, actualizado, digitalizado de los ordenadores de la Junta es el que intenta disimular la situación educativa, no ya de forma, sino de fondo, que padece Andalucía.

La elevada ratio en las aulas, la pobreza en los recursos de los profesores y de los centros educativos, el sentimiento de abandono del profesorado, que se siente solo en un medio hostil, el estancamiento profesional y de formación que sufren, su falta de autoridad en las aulas, la poca colaboración de las Instituciones gubernamentales y familiares, el sinsentido de algunas leyes educativas, la perversa selección de contenidos, la desconexión de las  aulas con la vida real, la ejecución claramente errónea de los medios necesarios para alcanzar objetivos poco reales o inequívocamente inútiles y un largo y penoso etcétera hacen que los andaluces estemos  a la cola en educación en toda Europa.

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Pero no pasa nada, porque los alumnos andaluces van con un ordenador en la mochila, que es más de lo que pudieron imaginar sus padres. Tengo un amigo que dice que a fuerza de querer darle a nuestros hijos lo que nosotros no tuvimos nos estamos olvidando de ofrecerles lo que sí estuvo en nuestras manos, y nos hizo mejores personas. Las relaciones sociales de nuestros menores se desarrollan en torno a messenger, tuenti, facebook… Estamos a las puertas de hacer realidad aquel chiste gráfico en el que los alumnos y el profesor se sentaban delante de un ordenador personal, independiente y aislado para dar clase en grupo.

Nefasta esquizofrenia pedagógica la nuestra en la que las nuevas tecnologías dejan de ser el medio para transformase en el fin, y en la que los ordenadores dados a mansalva intentan disimular el abismo educativo al que nuestra sociedad de asoma.